Yo nunca pensé que un deporte me podría cambiar tanto y desde
todo punto vista; me considero una persona que tiene muchos, pero muchos
defectos y el que más me ha costado
sobrellevar es la falta de auto estima; inseguridad, medio, no tener objetivos claros,
timidez, y mucha negatividad, este
conjunto de atributos me convirtieron en una persona con un gran complejo de
inferioridad.
Me falto agregar un detallo no menor y es el hecho de haber
fumado desde los 16 años; este hito en mi vida fue lo que gatillo la búsqueda de
un deporte para poder aliviar la ansiedad que me producía la falta de nicotina
en mi cuerpo.
Mi primer acercamiento al deporte fue al yoga y una bicicleta
estática, estuve un buen tiempo practicando estos deportes de forma autodidacta,
si bien me sirvió para mejorar mucho pero no lograba llenar la sensación de
vacío ; después de practicar una infinidad de sistemas ninguno me logro motivar
lo suficiente para continuar la práctica de forma constante, lo que me mantenía
siempre en una constante búsqueda.
Con el tiempo uno comienza a rodearse con un círculo
virtuoso de personas que gustan del deporte como forma de vida y en una de esas grandes conversaciones
que cambian al mundo, me invitaron a una clase gratuita de jui jitsu.
Recuerdo que la primera vez que fui me hubieran preguntado cual era mi nivel de
stress, donde 1 es muy relajado y 10 muy
estresado; yo hubiera contestado que lo
mío estaba fuera de rango.
La gran barrera que uno debe romper es el medio a luchar con
otra persona, a pesar de que primeras indicaciones del sensei son de cuidar los nuevos
practicantes; La cuota de nerviosismo no
disminuye, sobre todo mientras se espera
la campana de inicio frente al oponente y nuestra visualiza una persona más grande de lo
que realmente es.
Mi primera lucha fue todo un desastre, no supe como llegue
al suelo de cubito abdominal con el tipo arriba de mi espalda, con una mata león
muy bien encajada; quede con una sensación de ser muy débil, me finalizaban
como si estuvieran luchando con un niño.
Al final del día me costó procesar toda la información,
sumado a esto una infinidad de dolores en todo mi cuerpo, al punto que no
lograba determinar el lugar específico donde se generaban y que perduraron por
varios días. Continué practicando jiujitsu a pesar de mis miedos y fue la mejor
decisión que he tomado, cada clase representa un reto sicológico y físico; que
de forma paulatina he logrado superar.
Con el tiempo lo que he recibido de este deporte es pura
ganancia a nivel personal, me siento
físicamente mucho más fuerte y resiste; cuando entreno me olvido de
todos los problemas y a pesar del cansancio físico, al final de la clase me
siento lleno de energía.
A los 40 años de edad el camino no es fácil y sobre todo en el caso mío que
he sido una persona
sedentaria por casi dos décadas; recién estoy comenzando el camino como cinturón blanco y cada clase representa nuevos desafíos y dificultades; fortaleciendo el espíritu, la mente y el
cuerpo.